Redes, enredos y poder ciudadano post Covid-19
Desde el año pasado, surgió una nueva enfermedad que alertó a la humanidad en su máxima expresión: la COVID19 (enfermedad de coronavirus). La pandemia creció estrepitosamente, tanto como la información relativa a ella. Todos hoy conversan del mismo tema, la agenda de los ciudadanos por fin es global, unívoca, de miedo y otras narrativas que van desde las teorías conspiracionistas hasta las aventuras seudo científicas.
Así comenzó a revelarse, el poder y alcance de la ciudadanía como ente proactivo y transformador, pero también como detonador del caos y la inoperancia de reglas tan claras como básicas. Las personas responden de manera intermitente tanto ante la información fidedigna como a las fake news. En un mundo archi conectado, el triunfo de las relaciones interpersonales parece imponerse: cambian los criterios de plausibilidad en un mundo de esferas donde cada lenguaje se constriñe en sus propias estructuras. Unos creen en lo cercano, en el referente solidario; otros, en los medios sospechosos y conniventes con el poder, la complósfera y sus nefastas consecuencias; muchos, en ternuras innecesarias. ¿Cuál es el verdadero poder de una ciudadanía más conectada, más digital?, ¿es mayor la solidaridad virtual a la del mundo analógico?
La COVID19 no sólo ha expuesto a la ciudadanía y sus diversas respuestas, sino también hace evidente las grandes desigualdades. Entre los ciudadanos emergen cascadas de posiciones distintas. ¿Qué es lo esencial: lo virtual o lo presencial? La COVID19 está cambiando al mundo, hoy aún no sabemos que realmente se privilegiará ¿será lo presencial, el volver a las calles, el estar en las plazas públicas para socializar, para constituir nuestra identidad, para hacer política? ¿Será lo digital nuestra cotidianeidad?, ¿cómo ayudará a tener sociedades más incluyentes ante un modelo económico que se tambalea?
Nos enfrentamos quizá a la crisis más grande de muchas generaciones; las decisiones que se tomen y las acciones que practiquen gobiernos y ciudadanos moldearán el mundo de los siguientes años, habrá consecuencias no sólo a corto plazo, sino en el futuro. Habrá transformaciones no solo en los sistemas sanitarios, sino en la economía, la política, la cultura… La humanidad sobrevivirá, pero lo hará en un mundo diferente.