Por Gastón Melo.
Presidente López Obrador, por favor deje de dividir a México, ya ganó usted las elecciones, es su gobierno, su administración que en las acciones contribuye a definir el tono del país. Somos un país donde triunfó una idea del liberalismo, lo asumimos y aceptamos, estamos dispuestos a desarrollar la gramática de su proyecto, abandone el señalar cada mañana el conmigo o contra mí.
Los mexicanos no debemos y no queremos estar contra usted, le sabemos una circunstancia, tal vez necesaria pero absolutamente pasajera como todo poder en la tierra. Para algunos, reconozcámoslo, su política es encomiable y fuerte, cuenta hoy usted con el respaldo del 60% de la población, el porcentaje de gente más modesta, por cierto, la lastimada por abusos sociales, industriales y políticos, la enojada por la injusticia institucional y factual que no deja de prevalecer.
El optimismo incluyente es una fuerza necesaria a la creación de algo que hace mucha falta a su modelo de gobernanza. No haga de la rabia, presidente, un valor esencial, eso muestra su debilidad y en ocasiones sus limitaciones estructurales y su falta de destrezas negociadoras.
El modelo de comunicación, que usted inventó, tiene muchas virtudes, una que reconozco con sinceridad es haber ganado la batalla del ritmo de la comunicación. No ya la prisa de los medios sino la ponderación y la serenidad con que las ideas fluyen y se hacen claras, la búsqueda constante de la forma más sencilla para expresar las ideas. Hasta allí todo es positivo, comenzamos a sentirnos incómodos cuando abusa de las fórmulas engañosas y las metáforas forzadas; porque es mentira presidente que, si no se engaña a nadie y no se traiciona, se impide el Covid-19, es falso que un detente nos protege de los males… Estas formulaciones constituyen un delito de abuso a la conciencia de los mexicanos más sencillos. Porque usted es un adulto y está abusando de la conciencia de una sociedad que por razones históricas está formativamente anquilosada en formas atávicas del animismo.
Le invito en consecuencia, presidente, a meditar más sus intervenciones, la espontaneidad eficaz es la que más se practica, así de cierto y así de paradójico. Coméntelo con Epigmenio y Verónica, con Julio, con Beatriz, que son sus voceros más representativos, porque a Jesús le come la presión del cotidiano y el mañanero apuro. Ellos que hablan “castilla” en su entorno, son a quienes, con otros improbables, sus hijos quizá, algún secretario con arrestos, Esteban, Marcelo, que no deben hacerle otra concesión que la del respeto al padre los unos, y al jefe de la nación los otros, acerque las voces que saben interpretar la lógica de sus verbalizaciones. Hable con quien le haga menos concesiones, flaco favor le hacen los corifeos. Porque su palabra está haciendo daño al modo en que la historia le referirá. Los historiadores habrán de depurar el lenguaje y le van a pasar la factura.
Usted tiene la experiencia de un luchador social, pero comparte la interpretación de la mexicanidad con muchos millones de personas, sus coetáneos que ya no se chupan el dedo, sienten que se les acaba el tiempo como a usted se le acaba el sexenio y todos los días piensan en su legado, como usted… haga del suyo uno de verdad, y la verdad se arma de formas de decir bien las cosas.
¿Quiénes tienen una idea de México? Hay formas de dar respuesta a eso, puede decir, por ejemplo, que hay una idea de México en cada mexicano, pero usted sabe que se estaría equivocando. Hay menos ideas de México que mexicanos, muchos grupos étnicos, no se piensan mexicanos por lo menos no en primera instancia, tampoco los yucatecos, o los neoleoneses, ellos se dicen primero regios o yucatecos; también puede decir que la idea de México es la Cuarta Transformación, pero ni usted se ha tomado la molestia de explicarla ni los argumentos que de ella se conocen tienen la consistencia lógica, filosófica y epistemológica necesaria a una propuesta de país. Hay una idea mercadológica de México y es bastante clara, ésa es la que fluctúa entre los 8 y los 12 mil dólares del PIB per cápita que producimos según el sexenio y los avatares y circunstancias del entorno, pero está limitada al 50% de las personas que participan en la activación del PIB.
Hay una idea histórica de México, la que emana de la Independencia, por ejemplo, pero es criolla y canta las loas del rey de España. Iturbide crea una monarquía constitucional europea en México, en los años de Santa Anna juegan a los conservadores y liberales que usted refiere. Los jacobinos y los monárquicos, ambos europeizantes. ¿Cómo contamos la cisión, la enajenación del territorio nacional, los acuerdos secretos y colaterales al McLane Ocampo? La Reforma azuza el anticlericalismo, el empoderamiento de una nueva clase política sustentada en el apoyo norteamericano, antieuropeo y antifrancés que los conservadores monárquicos habían instituido con la traída de Maximiliano. El pragmatismo que siguió a la Reforma produjo algunos frutos, leyes y sistemas que llegaron hasta la Revolución y más allá de ella. Entiendo que su juarismo viene de esta lectura.
En materia educativa la Reforma parece ser uno de los períodos de más luces y llegó hasta la Revolución. La institucionalización priista trajo al país paz y prosperidad hasta que la comodidad del poder encunó los abusos y la corrupción sin límites. La ineficacia panista había quedado demostrada con los años de la transición fallida y la vuelta del priismo peñanietista fue tan ferozmente corrupta como efectiva en la satisfacción de las reformas estructurales, y la apertura a un desarrollo aun más desigual que contribuyó a aumentar el encono.
Escuchamos con triste frecuencia la eventualidad de unos Estados Desunidos Mexicanos; los gobernadores se alían contra usted, véalos, sienta su peso, los industriales actúan por su cuenta y le hacen a usted su cuento y sus cuentas, los intelectuales están acogiéndose a quien les patrocine, la opinión pública está plagada de posverdad. Presidente, están pintando las calles para sus visitas, los relojes se están acordando a la hora que usted decide… Cuidado… le están mintiendo…
Morena lo construimos todos, lo eligió la molestia social. La desigualdad se hizo intolerable, la voracidad de algunas empresas ya no sorprendía sino insultaba con su paso de un quehacer a otro. Cero espíritus de empresa; el país y sus industriales en su mayoría se comportaban como banca del Estado, pasar de la minería a la infraestructura o de las telecomunicaciones a la energía se hizo (y se sigue haciendo) práctica común, ya no se sabía con quién se trataba, si con un medio de comunicación o si con un vendedor de plataformas petroleras. Todos se hicieron constructores de aeropuertos, distribuidores de energías alternativas, todos veletas, pocos empresarios, cero innovaciones, ¿para qué formar a las personas si los negocios cambian tanto? Eso entristeció al país y lo movió a elegir a un luchador social que pintaba para dar nueva inteligencia, luces y orden a las cosas.
Pero el resultado es triste. No vemos inteligencia sino abuso del lenguaje, del tiempo y de la razón. Conmigo o contra mí, no es ya una divisa del buen gobierno. Todos con usted irrenunciablemente s queremos seguir viviendo en una democracia y en país, pero a cambio le exigimos respeto al disenso, a la crítica, al intercambio lógico y al diálogo, respeto también a la diferencia de pensamiento y de acción.
¿Por qué no se propone, presidente, en estos próximos cuatro años de gobierno, construir un imaginario colectivo?, una meta común para todos, ¿por qué no se orienta a dividir menos y sumar más?, quizá así alcancemos a exponenciar nuestro potencial ontológico. Hay sensibilidad y hay materia, falta gestión y disposición. No se vaya con la práctica de la presidencia imperial, los funcionarios deben tener claro su mandato y luego operarlo, deles voz. No se deje alabar presidente, eso está creando ideología y la ideología es el cemento de la sociedad, es lo que la hace rígida.
Los mexicanos tenemos un potencial ontológico sí, somos humanidad en potencia, aquí se han dado mestizajes y luces, hemos sido centro del mundo, nuestro nombre se escribe con equis y por aquí se cruzan todos los caminos, aprovechemos para construirnos. Usted tiene carisma y todos quieren dialogar con usted, pero no lo haga desde la autarquía porque todos los seres somos limitados y somos miopes para observarnos, tampoco resuelva en lo oscurito, ni favorezca por cosechar electoralmente. Si hay un triunfo para la 4T, ése aún no se vislumbra, y si lo hay estaría mucho más vinculado a las posibilidades de dialogar que a los hechos de la división cotidiana cantada en las mañaneras.
Las elecciones del 21 son su parteaguas, su antes y después. Olvide sus granjas y zahúrdas de opinión, sus amigos a sueldo, sus querellas de personalidad. Presidente, no nos arrebate a México, no lo haga un país triste y sin proyecto, sin caso…
¡Salud!
Estimado Dr. Melo.
Le agradezco poner en palabras muchos de los pensamientos y sentimientos que tenemos una gran parte de los mexicanos, ademas lo hace usted desde el respeto y la claridad que su muy amplia cultura le permite. Pueda esto iluminar un poco a nuestros dirigentes quienes dispersos en múltiples intereses, olvidándose de lo esencial que es el interés y bienestar de los mexicanos.
Querido doctor:
Vale la pena buscar un acercamiento con algún interlocutor cercano al presidente.
El concepto general se entiende. Pero en una o varias entrevistas se lograría mejor la expresión de visión de futuro sobre la mexicaneidad.
A ver si en un paseo por el bosque podemos planear alguna estrategia de acercamiento.
Mientras te mandó un abrazo fuerte y sincero.